2.1.2. (1) East side Story. Origen del Homo.
Si unimos todas las piezas vistas en la página anterior, obtenemos una hipótesis que puede aportar luz al origen de nuestra especie.
2.1.2. (1) East side Story. Origen del Homo.
Si unimos todas las piezas vistas en la página anterior, obtenemos una hipótesis que puede aportar luz al origen de nuestra especie.
Los protagonistas de esta historia son diferentes especies que habitan en esta zona de África entre los 8 y 2 m de años y que presentan ese rasgo particular del bipedismo.
Los restos de los que se dispone son escasos y van apareciendo nuevos prácticamente cada año, lo que hace que la filiación exacta de nuestra especie se conozca solo de manera aproximada. Poco a poco se va avanzando eliminando algunas especies de nuestro linaje que acaban demostrándose que no tienen relación con nosotros, pero sobre otras muchas, siguen las incertidumbres y las dudas.
En el siguiente cuadro, tenéis las más importantes, las fechas aproximadas de su existencia sobre el planeta, y su posible relación con nosotros.
Si nos fijamos en el cuadro, entorno a los 7 m de años se supone que vivió el último antepasado común entre nosotros y los chimpancés y bonobos. Los primeros restos que se atribuyen, o bien a ese antencesor común o a la primera evolución que inicia nuestra propia vía evolutiva pertenecen a la especie Sahelanthropus Tchadensis que, aunque no se puede confirmar su naturaleza bípeda, si muestra rasgos que lo acercan a los humanos.
A día de hoy, se sabe que este antecesor común no se parecía más al chimpancé o al bonobo actuales que al humano.
Entre los 6.2 y 5.6 m de años, aparece el protagonista del video, el Orrorin Tugenensis que da muestras evidentes de bipedismo, o al menos de un bipedismo alternado con otras formas de desplazamiento.
Lo mismo sucede con las dos especies de ardipithecus, de las que se considera que el Ardipithecus Ramidus, con una antiguedad de 4.4 m de años, tiene más posibilidades de ser nuestro ancestro. De hecho, cuando se descubrió, se le consideró parte del siguiente género, los australopithecus, cuya característica fundamental es su bipedismo completo, incluyendo la pérdida definitiva del dedo opositor de nuestro pie »» y que habitaron el planeta entre los 4,2 y 2 m de años.
Cuál de las especies de australopithecus conocidas sea nuestro antecesor directo es complicado de responder. Según han ido avanzando las investigaciones, se ha pasado del A. Afarensis (3.9-2.7m), al A. Anamensis (4.2-3.9m), al A. Sediba (2m), o al A. Garhi (2,5m) como candidatos, a la propuesta de que sea una especie distinta, el Kenyanthropus Platyops (3.5 m), nuestro referente directo, siendo este mismo una evolución de alguno de los australopithecus señalados.
Sea como fuere, o como digan descubrimientos futuros, en este punto tenemos a nuestra especie puesta definitivamente en pie, con un cerebro más grande y desarrollo cognitivo superior al de los homininos actuales e, incluso se sospecha que alguna de estas especies (A.Garhi) pudo empezar a usar herramientas. Este último rasgo es el que da inicio a la historia de los homos.