FILOSOFÍA SECUNDARIA - Unidad 3-2.1.3.(1)Cambios anatómicos

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2.1.3. (1) Cambios anatómicos.

Los cambios anatómicos más importantes sufridos por nuestra especie están todos relacionados con nuestra forma de desplazarnos. Debemos remontarnos hasta la familia de hominoideos que, si recordáis bien, iniciaron su propio camino divergente del resto de primates debido a la adopción de la braquiación para desplazarnos entre los árboles. Vimos en su momento, cómo esta braquiación fue moldeando nuestro cuerpo preparándolo para una posición vertical y afianzando el dedo opositor de nuestras manos para poder apresar la ramas de manera segura. El siguiente paso lo llevaron adelante los Australopithecus.

Bipedismo

Los humanos somos de los animales más eficientes a la hora de trasladarnos. La modificación del pie (pérdida del dedo opositor) y de nuestras piernas, hace que podamos caminar y correr distancias que muy pocos animales pueden alcanzar. No somos los más veloces pero si los más resistentes. Esto se lo debemos al bipedismo, sobre el que no hay mucho más que añadir a lo ya visto.

El bipedismo total de los australopithecus, tuvo como consecuencia la liberación de nuestras manos para el desarrollo de otras actividades y, con ellas, el gran salto cultural que acometimos como especie.

Liberación de las manos

Si a unas manos liberadas, le añadimos el dedo opositor que ya conocemos, tenemos una de las estructuras anatómicas más complejas de la naturaleza.

Nuestro dedo opositor nos capacita para la realización de dos movimientos muy importantes para nosotros. En primer lugar la pinza de fuerza, que es la que nos permite sujetarnos a las ramas o agarrar un palo o una piedra, y que compartimos con muchos primates; y en segundo, la pinza de precisión, un movimiento mucho más delicado y preciso, propio de unas manos y dedos más ágiles, y que a diferencia de la primera, exige un cerebro mucho más desarrollado y potente que pueda controlar esos movimientos (piensa en un pianista).

Encefalización

Por último tenemos un proceso de aumento de la capacidad craneal y de desarrollo encefálico que termina por dotar a nuestra especie del procesador de información más potente del reino natural.

Este desarrollo encefálico también está asociado al bipedismo y a la liberación de las manos entre otros cambios. Así, la posibilidad de disponer de un instrumento tan versátil como nuestras manos forzó la necesidad de un sistema nervioso capaz de gestionarlo, al igual que sucederá con la mayor complejidad de las relaciones sociales.

Asociada a esta encefalización está la transformación de la cara, perdiendo la musculatura, reduciendo las mandíbulas y dejando más espacio al cerebro.

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