1.2.1.- El paradigma de la evolución.
La Teoría de la Evolución es el primero de los paradigmas determinantes para poder entendernos. De hecho, esta teoría trasciende realmente las fronteras de la Biología. Se ha convertido en un paradigma un tanto especial, casi podríamos decir que se ha convertido en una especie de "forma general de entender la realidad".
Si nos fijamos bien, en nuestros días nos resultaría chocante que alguien intentase explicar la psicología de los humanos sin prestar atención a cómo hemos ido cambiando a lo largo de nuestra vida (como individuos y como especie). Sin embargo esto no ha sido siempre así. El enfoque evolucionista marca el desarrollo de ciencias como la psicología, antropología, sociología, etc. Pero podemos ascender aún un poco más, la concepción evolucionista del ser humano nos convirtió en una especie de "príncipes destronados". Pasamos de ser criaturas creadas a imagen y semejanza de dios, a ser una especie más entre un millón surgida de manera casual. Ya no somos los reyes de la creación y el mundo no lo puso ahí Dios para ser usado por nosotros. Como podéis imaginar, el cambio es considerable.
El paradigma anterior se conoce como el paradigma fijista y/o creacionista. En el primero de los casos nos referimos a la idea generalizada de que las especies no cambiaban a lo largo del tiempo. En el caso del creacionismo, se postulaba que las especies eran creadas tal cuál las conocemos.
Este paradigma poco a poco tuvo que hacer frente a falsaciones muy claras como las que aportaban los fósiles, que por esta época empezaron a ser objeto de estudios profundos, o la propia modificación realizada por los humanos desde el neolítico con las especies animales y vegetales domesticadas.