Hacia el siglo VI a.C., en diferentes partes del mundo comenzó a surgir una nueva forma de dar respuesta a estas preguntas que describíamos en la pregunta anterior. Ya no se trataba de inventar una leyenda que diese cuenta de las cosas incomprensibles sino que se buscaba una explicación "más racional". El término LOGOS hace referencia a este "más racional".
Utilicemos el ejemplo de unos pescadores o comerciantes griegos (los del cuadro no son griegos pero la escena sería muy similar). Nos podríamos imaginar que en su mitología, un dios recomendaba no salir al mar cuando la diosa primavera estuviera resucitando. Sería muy probable, y muy razonable también, que ese inicio de la primavera coincidiera con periodos de mal tiempo o con una mar especialmente peligrosa. Esta racionalidad oculta y mezclada con mil supersticiones, va ir poco a poco expandiéndose y limpiándose de los elementos religiosos.
En un sentido concreto, LOGOS significa "palabra", "razón" o "inteligencia". En el sentido en el que la usamos aquí, hace referencia a la "racionalidad" humana en general.
De LOGOS viene la palabra "lógica". En el nombre de todas las ciencias encontraras esta raíz griega que indica que se trata de un "estudio racional": Geo-LOGIA, Antropo-LOGIA, Bio-LOGIA, etc.
Pero..., ¿por qué y cómo surgió esta nueva forma de pensar y de responder a las preguntas?
Durante mucho tiempo se pensó que esta novedad apareció en una zona muy concreta del mundo y que desde ahí se extendió por todo el mundo. Esta zona geográfica es la ANTIGUA GRECIA.
Sin embargo, hoy sabemos que al igual que sucedió en Grecia, también sucedió en otras partes del mundo
de forma paralela. Parece ser que el desarrollo del pensamiento racional esta profundamente unido al desarrollo de ciertos elementos complejos socioculturales. Así tenemos:
1.- Contacto con otras culturas. Gracias fundamentalmente al desarrollo del comercio, las culturas antiguas entraron en contacto con otras sociedades con dioses y mitos distintos. Esto favoreció que las antiguas explicaciones míticas entraran en conflicto unas con otras y fueran puestas en cuestión.
Sigamos con nuestro ejemplo ficticio e imaginemos que en una taberna del mediterráneo se juntan a cenar, beber cerveza y charlar, un pescador griego y un comerciante egipcio. Si tuvieran que dirimir quién era el responsable de la última tormenta, uno haría responsable a Zeus y el otro a Ra. Esta simple disensión, es suficiente para que en nuestros cerebros curiosos aparezca la duda y las ganas de saber más.