Método hipotético-deductivo

Este es el método propio de las ciencias empíricas naturales, aquellas que se basan en la observación de la realidad, tales como la física o la química. Es hipotético porque una de las claves del método reside en la formulación de hipótesis que luego han de contrastarse con la observación; y deductivo porque para realizar esa contrastación con la realidad, hemos de deducir desde la hipótesis, las posibles consecuencias o efectos que nos permita demostrar su verdad o falsedad.

Fijaros, hemos hablado de Observación, de Hipótesis y de Deducción. Son tres actividades que exigen un funcionamiento muy complejo de nuestra razón, desde la precisión y eficacia de nuestros sentidos, pasando por la imaginación para interpretar los datos y proponer posibles explicaciones, hasta el rigor de las deducciones lógicas. No es una tarea sencilla, ni una tarea para una sola persona. Veamos con un ejemplo como son las entrañas de un descubrimiento científico utilizando el método hipotético-deductivo.

La imagen que podéis observar en las siguientes líneas pertenece a la NASA, y es una imagen real del planeta Neptuno. El descubrimiento de este planeta constituye un ejemplo prototipo del funcionamiento de este método.

Su descubrimiento comenzó a gestarse cuando a mediados del siglo XIX, se observó que la órbita de Urano, planeta recién descubierto, se desviaba de la pronosticada por las leyes de Newton. Esta simple observación suponía un serio problema para la ciencia, ¿está equivocado Newton?, ¿nos equivocamos nosotros al observar la órbita de Urano?

Una vez lanzado el desafío, la razón metódica empieza a funcionar, a lanzar hipótesis y a contrastarlas.

1ª hipótesis. "Hay errores en la observación". Se repite, se comprueba una y otra vez y se concluye: "No hay errores en la observación".

2ª hipótesis. "Newton estaba equivocado". Se analiza, se valora y se concluye: "Newton funciona muy bien con el resto de planetas, miremos a ver si hay otras explicaciones".

3ª hipótesis. A un par de mentes brillantes e imaginativas se les ocurre una posible explicación: "Existe otro planeta que no conocemos cuya gravedad modifica la órbita esperada de Urano".